Por Luz M. Umbasia B
A finales de 2021 se alcanzó un consenso para dar paso a la elaboración y negociación de un tratado internacional de preparación y respuesta ante las pandemias que fue recibido con gran atención y expectativas por los diferentes sectores de gobierno, sociedad civil, cooperación internacional, la academia y el sector privado especialmente la industria farmacéutica. Se creó un órgano de negociación intergubernamental INB, para avanzar en las negociaciones y se espera que el resultado final sea presentado en la 77ª Asamblea Mundial de la Salud prevista para mayo de 2024.
Es una propuesta de un instrumento regido por un espíritu de solidaridad colectiva, sustentado en los principios de equidad, inclusividad y transparencia, con el fin de estructurar una respuesta colectiva global ante futuras pandemias; incluye temas de gobernanza, I&D, transferencia de tecnología, financiación, capacidad de los laboratorios, ensayos clínicos e intercambio de datos, comunicación e información .
Sin duda es una iniciativa importante y necesaria, sin embargo se deben examinar de forma crítica las implicaciones y desafíos que este tratado podría plantear especialmente para los países del sur global.
El proceso de negociación internacional, desconoce las propuestas de los países en vía de desarrollo, con fallas metodológicas toda vez que se realizan sesiones de negociación paralelas por temas que dificultan una mirada integral y conllevan a la adopción de compromisos insuficientes.
En primer lugar es necesario resaltar que el enfoque en la seguridad sanitaria global pasa por alto las realidades específicas del Sur Global. En el caso de Latinoamérica, los países enfrentan una serie de desafíos estructurales y sistémicos que ignoran los altos índices de pobreza, desigualdad y falta de acceso oportuno a servicios de salud. El tratado no aborda estas vulnerabilidades por lo cual las poblaciones más marginadas continúan en riesgo y la falta de recursos y capacidades y unos sistemas de salud débiles en los países del Sur, impiden la adopción efectiva de medidas de preparación y respuesta.
Si bien el tratado promueve colaboración e intercambio de información, en la práctica los países desarrollados se benefician en mayor medida de los avances científicos y tecnológicos, lo cual mantiene la inequidad y perpetúa un sistema injusto y desigual que mantiene la dependencia de apoyo técnico y financiero socavando la autonomía de estos países en la toma de decisiones de salud pública.
El impacto en la distribución inequitativa de recursos, tal como lo ha manifestado la Red del Tercer Mundo (TWN por sus siglas en ingles) en un reciente análisis presentado sobre lo relativo al acceso a muestras y datos secuencias genómicas, que no genera poder vinculante de beneficios a los países del Sur, pero si les compromete a compartir sin condición, socavando su autonomía y soberanía.
Por otro lado en el texto no es claro el papel de liderazgo y rectoría de la OMS en el futuro, toda vez que pareciera ser que el control pasaría al Sistema de Acceso y Participación de los beneficios de las pandemias (PABS) que incluye entre otros al sector privado.
Frente a los temas de propiedad intelectual, las restricciones obstaculizan el acceso equitativo y no se contemplan medidas que faciliten la respuesta de los países menos desarrollados. Latinoamérica y el Sur Global continúan dependiendo de la importación de productos farmacéuticos y tecnologías médicas, debido a que la transferencia de tecnología es limitada e insuficiente para cubrir la demanda regional. Se señalan exenciones irrazonables a la propiedad intelectual manteniendo las barreras generadas por la misma.
En conclusión el tratado aunque constituye un paso positivo para la seguridad sanitaria global, debe abordar un enfoque de negociación más equitativo y solidario que reconozca y aborde las desigualdades estructurales y las necesidades específicas de los países en vía de desarrollo en la preparación para futuras pandemias.
Se destacan como respuesta a los desafíos presentados:
-Un proceso de negociación, que reconozca las propuestas de países en vía de desarrollo, facilitando espacios de negociación que den paso a compromisos reales y sostenibles.
-Ajustar los términos en los que se plantea la distribución equitativa de recursos.
-Restablecer la confianza en el sistema sanitario internacional priorizando la salud pública, la igualdad y la equidad promoviendo la coordinación efectiva con los países del sur global.
-Armonizar el contenido propuesto del Tratado de Pandemias con otros relacionados como el Protocolo de Nagoya y el Convenio de diversidad biológica .
-Establecer mecanismos de transferencia de tecnología, que incluyan intercambio de información y conocimiento, que permita al Sur Global desarrollar capacidad de producción de medicamentos y tecnologías que suplan la demanda regional, eliminando las barreras producidas por la propiedad intelectual.
-Paralelamente se está discutiendo una enmienda al actual Reglamento Sanitario Internacional, el cual debe armonizarse con el contenido del Tratado Pandémico. Falta poco tiempo para que la negociación se cierre, es urgente la participación de los países en las últimas sesiones y el apoyo de los diferentes sectores de la sociedad civil en el análisis y difusión de este proceso.
[1] OMS https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/pandemic-prevention–preparedness-and-response-accord
[2]OMS: Acuerdo de preparación y respuesta ante las pandemias. https://www.who.int/es/news-room/questions-and-answers/item/pandemic-prevention–preparedness-and-response-accord
[3] TWN Sangeeta Shashikant chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.twn.my/title2/intellectual_property/info.service/2024/ip240101/20240130_Info%20Service.pdf