Es conocido que los precios de los medicamentos no guardan relación con los costos de producción. Se han hecho muchos estudios a nivel internacional sobre la materia, y se ha llegado a la conclusión que los precios que ponen las compañías productoras tienen mas que ver con las expectativas de ingresos de las empresas. La situación se agrava cuando el medicamento o los medicamentos están en condición monopólica, lo que resulta en un abuso de la posición dominante en el mercado. Esto rige de manera particular para los medicamento nuevos, aunque se puede decir lo mismo para los medicamentos en competencia. Los fabricantes saben que el de los medicamentos es un mercado inelástico: el precio no afecta la demanda. A pesar de que suben los precios, la demanda se mantiene dado el valor real o simbólico del medicamento. Además, existe una fuerte presión sobre los agentes que deciden en primera instancia el consumo: los médicos (quienes prescriben), los agentes presentes en farmacias y boticas (que ofertan directamente los medicamentos), así como los administradores de los sistemas de salud que deciden las compras institucionales.
Este es el caso de los medicamentos para el cáncer cuyos precios son prohibitivos para quienes quisieran pagar los tratamientos de sus bolsillos y también para las instituciones que ofrecen estos tratamientos.
Ver: LA REPUBLICA, 01.09.2019