La 72 Asamblea Mundial de la Salud ( Ginebra, 20-28 de Mayo) se convirtió esta vez en un escenario donde se puso en evidencia el abuso de la gran industria farmacéutica que con sus altos precios pone en riesgo la sostenibilidad de cualquier programa de salud pública, particularmente aquellos que dependen sustancialmente de tratamientos con medicamentos. Ya no son sólo los países de bajos y medios ingresos los que se sienten urgidos de soluciones ante el alza permanente de los costos de tratamiento sino también los países ricos que han llegado a entender que ni ellos van a poder sostener los tratamientos a los costos que la gran industria impone. Una industria que no muestra transparencia en los resultados de los estudios clínicos, en los gastos que hace para investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y cuáles son los criterios y formas para fijar los precios a sus productos. Este es el enfoque del artículo publicado por el periódico EL PULSO, Colombia y que resume de manera clara no sólo lo sucedido con este tópico en la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud sino que también deja entrever modificaciones en las relaciones de los países con la industria farmacéutica.
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